sábado, 19 de diciembre de 2009

UNA SONRISA POR NAVIDAD

Esta historia comienza en un pequeño pueblecito de Perú. Se trata de una pequeña niña llamada Alexia, ella siempre habia soñado con tener una Navidad como todas las demás familias de sus amigos del colegio, una navidad en la que todos son felices, sonríen y tienen regalos.
Su navidad se limitaba a ser como un día más, con la pequeña excepción de que sus padres le dejaban ir al centro comercial a mirar juguetes con los que poder soñar año tras año.
Ella siempre escribía sus cartas de navidad, pero año tras año recibia la decepción de no recibir ni un pequeño regalo, además, ella no pedía más que un simple peluche para ella, para no sentirse sola por las noches, todo lo demás lo pedía por sus padres, solo pedia sonrrisas para el resto del mundo y que su padre encontrara un trabajo para no ver sufrir a su madre.

Como todos los años unos días antes de navidad la niña fue al centro comercial cercano a su casa, a observar todo tipo de juguetes, y cuando volvió a casa escribió su carta:

Queridos Reyes Magos:
Este año os voy a pedir muy pocas cosas, solo quiero que consígais que mi padre encuentre trabajo pronto porque no me gusta ver sufrir a mi madre, también me gustaría tener algo más de felicidad en mi vida y como todos los años tener un pequeño peluche para abrazar por las noches y no sentirme tan sola.
Sobre todo seguir repartiendo mucha felicidad a los demás niños del mundo.
UN SALUDO. Alexia


Ella mantenía la esperanza durante todos los días desde que escribía la carta, pero ella sabía que ese año sería como los demás, en los que no recibiría ninguno de sus regalos, pero no por ello perdia la ilusión.
La noche de navidad, a la hora de marcharse a dormir, con la tristeza en sus ojos,por no haber recibido ningún regalo y la misma decepción de todos los años, observó que algo asomaba por debajo de la almohada de su cama, lo cogió y descubrió que era una pequeña carta en un papel algo extraño y viejo. La abrió y comenzó a leerla. En ella le explicaba que en esta noche iba a ser recompensada por todos los años en los que para estas fechas no había recibido ningún regalo. Ella no entendía nada, pero a pesar de que nunca había recibido nada, la expresión de su cara cambió por completo y volvio a recobrar la ilusión, se acostó en la cama, con la esperanza de recibir alguno de sus regalos, que ella esperaba ver por la mañana.
A mitad de la noche una mano fría, pero a la vez suave, hizo que ella se despertara de su dulce sueño. Al abrir los ojos vio que junto a su cama estaban tres hombres con unos trajes y coronas muy llamativos. Se frotó los ojos varias veces, hasta que comprobó que eran ellos de verdad, Los Reyes Magos.
Ellos le explicaron que habían sido ellos quienes habían dejado la carta bajo su almohada y que sentían mucho no haber concedido ninguno de los deseos que ella formulaba todos los año y que deseaba con tanta ilusión para estas fechas, que todo había sido un pequeño fallo: sus cartas jamás habían llegado a sus reinos y ahora habían recibido todas de golpe y querían recompensarla.
Para ello le concedieron el primer deseo ante sus ojos: en mitad de la noche comenzó a sonar el teléfono. Su padre se levanto rápidamente y estuvo hablando durante un largo rato. Cuando colgó se oyó un suspiro muy profundo, y tras el un grito eufórico de alegría, su padre había recibido una gran oferta de trabajo, oyó también como su madre se levantaba rápidamente y gritaba junto a su padre con gran alegría. Entonces la expresión de la niña cambio por completo, se le puso una gran sonrisa en su boca y sus ojos no dejaban de brillar.
El segundo deseo no se lo concedieron, sino que le entregaron un pequeño peluche, con la condición de que al año siguiente se lo devolviera a ellos, tras haber nacido su pequeño hermano. Ella se quedó sorprendida y les preguntó qué a que hermano se referían ya que ella no tenía ningún hermano. Ellos le explicaron que como se sentía sola y a partir de aora todo iba a ir mejor en su familia, le iban a conceder el deseo de tener un hermanito. Ella muy sorprendida les abrazó muy fuerte y ellos le entregaron el peluche, que ella abrazó también muy fuerte mientras sonreia y les daba las gracias una y otra vez.
Ellos se despidieron de ella con una gran sorrisa y se marcharon en sus grandes camellos. Ella se acercó corriendo a la ventana y sonriendo se despidió de ellos.
Esta niña nunca volvio a estar triste y nunca dejó de sonrreir, ya que ellos le enseñaron que todo lo que se desea con mucha fuerza, tarde o temprano se conceden.
Ella cumplió con su trato y tras nacer su hermano, en Navidad devolvió el peluche dejándolo en la ventana por la que se habían marchado los Reyes Magos el año anterior.




FINN......

No hay comentarios:

Publicar un comentario